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🌿 Escena: Una conversación con mi hermana: El Agotamiento Emocional


Hace un tiempo tuve la oportunidad de conversar con mi hermana, ella es la mayor de los cuatro hermanos; la encontré agotada, con cierto deseo de perderse, de irse un tiempo, de dejar las cosas por un momento.

 

Es madre de dos, mis sobrinos ya estaban grandes, mayores de 20, en etapas de universidad y menor dependencia emocional o carga, esa etapa de madre protectora va quedando atrás, son esos momentos en que como padres decimos “estamos coronando”, va perdiendo fuerza el lugar que ocupamos en los hijos, ellos van tomando independencia, se van soltando y está muy bien que eso ocurra.

 

Yo escuchaba a mi hermana y decía, yo apenas estoy empezando con mis hijas, y, esperaría que para la época en la que ella está, yo no quisiera sentirme así de agotado; la comprendí completamente porque en mi propia etapa, yo estaba sintiendo agotamiento físico, mental, financiero, emocional, pero pensaba que ella podría estar mejor en términos de esas cargas, ¡pero no!, resulta que se viene acumulando ese desgaste emocional, ése que yo también estoy sintiendo, eso quiere decir que, si no lo atiendo, aumentará.

 

¿Por qué? ¿De dónde nace ese sentimiento de agotamiento? ¿Qué me quiere enseñar el cansancio mental? ¿Qué no estoy viendo?


 

Dos hermanos conversando del cansancio emocional
Agotamiento del pasado
🔍 El cansancio que viene de lejos

 

Ella como muchas otras personas en el mundo, ha cargado con responsabilidades que no les corresponde, al ser la mayor de los cuatro, ha sido una madre para todos también, en las ausencias de mi madre por trabajar y producir, alguien debe ocupar el lugar en casa, y quien más que la hermana mayor, una señora de 10 años de edad que, ya está a cargo de tres hermanos varones, “es lo normal, así debe ser”.

 

Ella, como yo y mis hermanos, “maduramos” temprano, nos hicimos cargo de cosas, de nosotros mismos, pensé ¿si el cansancio que siente no es por rol de madre y esposa?. Entonces ¿de dónde viene?, porque parece aún más profundo.

 

Al ver la historia de cada uno, y en este caso la de mi hermana que me sirvió de espejo para ver más allá, pude ver que el programa familiar que nos precede, nos indica que debemos hacernos cargo de los demás que, somos responsables por la vida del otro, ella como madre de diez años; muy rápido dejó de jugar con muñecas para hacerlo con humanos de verdad que estaban a su cargo.

 

Cada uno de nosotros de forma inconsciente, fuimos entendiendo que el rol de cuidadora no le correspondía a ella, así que, fuimos adoptando roles de cuidadores de nosotros mismos, porque en el fondo, consideramos que no es justo que ella sea la cuidadora o la adulta. Entonces también programamos para nuestra vida un comando que decía “cuanto antes hágase cargo de usted y de los demás”, debíamos cuidarnos entre todos y a nosotros mismos.

 

👧 Cuando los hijos se hicieron padres:

 

Al ser el menor, yo obtuve atención y cuidado de mis hermanos, y ellos sintieron que debían protegerme, mi hermano del medio como hombre sentía, y aun creo que lo siente, la idea de que debe protegerme, su protección es muy masculina con fuerza, acción, dinero; él hoy se quiere hacer cargo de cosas desde lo material y como proveedor, así se relaciona con sus hijos y en su vida.

 

De mi hermana obtuve el cuidado de tipo madre, que está ahí, que te da afecto, cariño, que te entrega labores de la casa, que administra el hogar y los roles de cada uno, de la madre que tiene el control de todo lo que ocurre en el hogar, así se relaciona hoy con sus hijos y en su vida.

 

Entonces en mi hogar hubo dos pilares masculinos y dos pilares femeninos, quienes se compartieron ciertas cargas, mi otro hermano el segundo en nacer, aportó esa mirada de unirnos por un hecho común, (Él padeció una enfermedad que de alguna manera se convirtió en el centro del hogar), todo tenía que ver con su condición médica; servía de escudo para muchas cosas, por ejemplo, cuando se iba a detonar una pelea podíamos decir “no peleemos que le hace daño eso”; también como elemento de unión "hagamos algo por él”; de compasión “duro lo que está viviendo, pobrecito”; de comodín para muchas cosas.


De frustraciones también porque todos, incluyéndome, de alguna forma u otra, sentíamos que debíamos protegerlo, de alguna manera todos los hermanos sin excepción programamos un rol de protección, de juicio, de autoridad frente a algo. “Salimos buenos, contra todo pronóstico”. 

 


⚖️ Entre la evasión y la confrontación:

 

Tenemos la independencia de la madre, y en algunas cosas la dependencia del padre, y así, cada uno fue construyendo su psiquis.

 

¡Estamos agotados! Todos en la familia me han expresado de alguna forma su agotamiento, y todos lo gestionamos de alguna manera evitativa confrontadora.

 

Evitativa: Justificamos excesos como comida, licor, trabajo, compras, según cada uno de nosotros, para “llenar un vacío” o como un “me lo merezco”, o como un “no todo puede ser trabajo”.


En los momentos de ocio, diversión, los fines de semana, evitamos entrar al vacío, al cansancio, a sentirnos, a reconocernos y buscamos una fuente de distracción externa, evitamos estar quietos sin hacer nada. Por eso lo llamo evitativo, porque evitamos conocernos en realidad (ir a la fuente de ese agotamiento o recordar el origen), y, buscamos entornos controlados donde podamos expresarnos de a pocos.


Eso contribuye además al agotamiento porque se convierte en un circulo vicioso, me gusta pensar en esto como una olla a presión, está que explota, pero abres la válvula un poco y evitas el desastre, solo que la dinámica de cargarte constantemente y descargarte de a pocos es agotadora y no sana la fuente, solo la maneja y la evita.

 

Confrontadora: Tenemos una opinión lista para ver la vida del otro, tenemos algo que decir, nos sobran argumentos para confrontar al otro, lo que indica que hablamos desde nuestra herida, mas que de un lugar de consciencia. Damos un consejo, pero además esperamos que el consejo sea seguido, eso radica en el control que aun no nos permitimos soltar del todo.  


Hemos ido aprendiendo que podemos ir hacia adentro de nosotros, descansar y no hacer nada sin sentirnos culpables, también que no es necesario confrontar la vida del otro y es posible escuchar con amor.

 

Hago este ejercicio porque estoy seguro de que te podría ayudar a identificar los patrones en tu propia familia.

 


Si resuena contigo o tienes dudas, no dudes en preguntar, de alguna manera encontrarás la forma de llegar a fuentes de información que, nutran esa semilla de resignificación de la historia que tienes para contar, o que temes contar. Aquí estoy si consideras que puedo ser utilidad en ello.

 


📚 ¿De dónde viene ese agotamiento?

 

Una explicación más técnica y fundamentada, desde distintos enfoques psicológicos, podría ser:


  • Parentificación: así se llama en psicología al proceso en el que los hijos asumen roles y responsabilidades que pertenecían a los padres, ya sean emocionales o prácticas.

 

  • Este fenómeno, estudiado en terapia sistémica por autores como Salvador Minuchin, muestra por qué muchas veces cargamos con tareas que no nos corresponden y sentimos agotamiento al repetir ese patrón en la vida adulta.

 

✿ Niños convertidos en adultos

 

Mis hermanos y yo dejamos el juego para después, las etapas de la niñez y la adolescencia de una manera rápida, llegamos muy rápido a la adultez, mis padres también, y sospecho que sus padres, y los abuelos de ellos también, y así, vamos por el mundo como “almas viejas” sintiéndonos bien con eso, brindando consejo, siendo sabios, y también agotados.

 

Al escuchar a mi hermana, me vi reflejado en su historia, porque yo también he repetido ese patrón, y me permite comprender que el cansancio, el agotamiento mental, emocional y físico que hemos sentido, viene de muchos años atrás, y que, para llegar a su fuente, es necesario reconciliarse con la historia, ubicarse en el lugar de hijos que fuimos, devolver las cargas que no son nuestras y que cada uno se haga cargo de lo que le corresponde. Liberarse de esas responsabilidades desde el amor y la compasión por el otro, desde la libertad, para construir una familia responsable, amorosa, libre e interdependiente.

 

🌱 De la parentificación a la interdependencia

 

Una interdependencia saludable implica el equilibrio entre la necesidad de otros y el mantenimiento de límites personales, permitiendo la creación de vínculos afectivos sólidos y el crecimiento individual dentro de las relaciones, es decir, reconocer que cada uno tiene su lugar, que podemos acompañarnos sin sustituirnos, que amar no significa cargar, sino caminar juntos desde la libertad y la responsabilidad personal.

 

Las habilidades adquiridas en mi entorno familiar me han permitido ser independiente, funcional, sentirme como alguien valioso en cualquier entorno, y ahora, estoy entendiendo que, esos límites que no puse en mis relaciones familiares, personales y empresariales, se deben poner de una forma amorosa y respetando mi esencia, escuchando mi alma, mi cuerpo, mis emociones y sentimientos.

 

🌱 “Recuperar nuestro lugar”

 

La pausa necesaria para elaborar este escrito hace parte del mismo proceso personal, porque escribiendo esto, me descubro más, comprendo algo que estaba por allá esperando luz.


  • Lo que descubrí en Una conversación con mi hermana es que el agotamiento emocional que sentimos no es solo personal, es generacional,

     

  • Venimos de un linaje donde ser niño significaba hacerse adulto demasiado pronto.

     

  • Cuando los hijos toman roles de padres, crecen con la sensación de que siempre deben cuidar a otros y se olvidan de sí mismos.

     

  • Hoy sé que la salida no es negar esa historia ni culpar a nadie, sino recuperar nuestro lugar de hijos y devolver lo que no nos corresponde.

           

  • Amar no significa cargar, significa acompañar desde la libertad.

     

Esa es la semilla que quiero sembrar en mi vida y en mi familia, y que puede servirle también a quien lea estas líneas.

 

Te invito a revisar tu historia:  

¿Qué roles asumiste en tu familia que no te correspondían?
¿A quién sigues cuidando hoy desde esa herencia invisible?” 

 



Te invito a profundizar en estos temas con mi libro Nuestra Relación, también a recomendarlo si ya lo adquiriste.



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